Wednesday, September 14, 2005

XII

Descubrí, de pronto
en el amanecer,
muerto de frío
el espanto.

No fue mi piel
el sueño inseminado
ni las tardes llorosas
el refugio...
Descubrí del ensueño
esta trampa
que habitamos,
descubrí del dolor
esta ausencia
inagotable
este recurso
de la muerte
infranqueable.

No fue semilla
no fue jardín
recuerdo fútil
entreabierto al olvido
entregado al temor
al vacío.

Descubrí, de pronto,
en la noche ciega
muerto de miedo
mi corazón...
latiendo...

En vuelo
Aroón Rivera